sábado, 6 de diciembre de 2008

Los sospechosos no viajan a Suiza (3 d)

3 d

Llego por fin al capítulo de los famosos rumores. Ante todo he de decir que no ha sido todo más que una fatal y sobre todo trivial coincidencia. Fueron solamente tres las noches que estuvo la luz de mi cuarto encendida hasta altas horas de la madrugada, y una de ellas fue debida a un simple descuido. Son las otras dos las que sí tienen importancia.

La primera noche fue, naturalmente, a Joe a quien invité a cenar. Si sirve de algo anotaré que pasamos una velada muy agradable, a pesar de lo que puedan decir las malas lenguas, sin hacer nada de lo que nos podamos nunca arrepentir.

Marie fue la que me visitó el otro viernes, venía a pedirme que dejase a Joe, qué curiosa resultó aquella noche, Marie y yo nos congraciamos y hablamos mucho, casi diría que lo hablamos todo. La señora O'Harlay tiene una risa muy especial, sincera y agradable, creo que es lo único sincero y agradable que tiene.

Nunca me ha gustado que nadie fuese a la cárcel, aunque lo mereciese. Quizá nunca he sido capaz de comprender cómo alguien puede hacer algo voluntariamente por lo que pueda terminar entre rejas. Y cuando quien va a cárcel es alguien a quien conozco me resulta más inexplicable todavía. Así que, aun con todas las pruebas a favor, ni a la persona más despreciable dejaría que metiesen en la cárcel.

Pamela Wilson

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