martes, 2 de diciembre de 2008

Los sospechosos no viajan a Suiza (3 c)

3 c

Respecto a Joe, no tengo nada que decir, los motivos por los que Joe y yo comenzamos a vernos no son de la incumbencia de nadie ni tienen importancia para este caso. Por tanto, es únicamente de su familia de quien voy a hablar. A pesar de que Joe se negara a que yo los conociera, me las ingenié para visitarlos y no me arrepiento de ello. Su padre era un hombre encantador, o al menos lo había sido alguna vez, ahora su carácter estaba totalmente arruinado por la bebida, y a veces se irritaba mucho y llegaba a pegar a Marie, su mujer. Afortunadamente para ella era muy de vez en cuando, y sólo cuando tenía motivos para hacerlo, por ejemplo, cuando descubrió que había sido la propia Marie quien había inventado el pernicioso rumor de que Bud y yo nos veíamos -no tardaré en hablar de todo eso- llegó a su casa hecho una furia y sacudió a Marie de forma brutal. Esto sucedió, precisamente, dos días antes del robo.

Marie O'Harlay, sin embargo, no era ni lo había sido nada encantadora. Si se le notaba que era vieja era por las arrugas y por los chismes y mentiras que era capaz de inventar, y de hecho los inventaba. Pero no lo hacía por diversión sino que siempre tenía un objetivo, siempre había algo que quería conseguir a costa de lo que fuese.

Había sido una de las mejores carteristas de los barrios bajos, y es muy posible que pudiese competir todavía con ellos, sus dedos seguían ágiles, y aún conservaba una rapidez y una serenidad que parecían provenir de sus tiempos fuera de la ley. Había hecho de todo, estafado, timado, robado, atracado y muchas más cosas que no llego ni a sospechar. Tenía también alguna que otra neurosis obsesiva respecto a su hijo, creía que yo se lo iba a robar o algo por el estilo. Una individua muy peculiar la señora O'Harlay.

(...continuará...)

Pamela Wilson

No hay comentarios: