viernes, 28 de noviembre de 2008

Los sospechosos no viajan a Suiza (3 b)

3 b

Edward era bastante irascible y no dejaba de inculpar a Joe en el robo, aunque no hubiesen pruebas contra él, pero para el pobre señor Cramer, el mundo era sólo tal y como él lo veía tras sus anteojos. Mucha gente llegaba a despreciarlo por su carácter agresivo y dominante, pero nadie se preocupaba por conocerlo. Realmente no era fácil, pero se podía descubrir en él un gran corazón bajo el caparazón del autoritarismo. Todo lo causó un accidente de tráfico; varios años atrás, su esposa y sus cuatro hijos murieron al despeñarse el autobús en el que viajaban. El señor Cramer quedó muy afectado y llegó a estar internado en un hospital psiquiátrico durante un mes. Desde entonces tuvo que enfrentarse con todas su fuerzas contra la vida, que todo se lo había quitado, y que ninguna ilusión le ofrecía.

Criss y yo éramos las únicas personas que conocíamos todo esto y Edward casi nos despreciaba por ello. Aunque sabíamos que nada podíamos reprocharle. Era Criss quien más tiempo llevaba trabajando en el banco, y la que más confianzas se permitía con el señor Cramer. Sus no asistencias al trabajo no eran tan numerosas como Edward creía, y estaban sobradamente justificadas, al menos en mi opinión, pero Cramer pensaba de otro modo.

(...continuará...)

Pamela Wilson

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