2 b
Aparte de conocer a Pam, lo único que no me gustaría olvidar de todo cuanto ha pasado en el banco es el robo. Todo lo que ha sucedido en los dominios del señor Cramer ha sido extraño, pero aquella tarde del viernes lo fue aún más.
Pam no hacía mucho que se había ido a su casa, como solían hacer algunos las tardes de los viernes, y sólo quedábamos unos pocos terminando lo que hubiese que terminar y los guardias de seguridad. En aquel momento deberían estar terminando de descargar el furgón cuando sonó de pronto la alarma. Corrimos hacia la puerta de atrás y cuando llegué yo, Tom ya la cerraba.
— El furgón ya no está aquí —me dijo—, han descargado y se han ido sin novedad hace un rato.
La alarma sin embargo seguía sonando y parecía haber sido accionada desde otro sitio. Tom y el otro guardia registraron todo el banco y aun el sótano y la cámara, y sólo encontraron al señor Cramer, hecho una furia preguntando qué sucedía que dónde estaba el dinero y por qué no hacían nada para encontrarlo. Cuando nos dimos cuenta de qué sucedía, el dinero ya había desaparecido, y al señor Cramer, qué lástima, casi le había dado un infarto, decía no sé qué de haber vigilado el furgón y otras sandeces que nadie tomó en cuenta.
Pocos días después‚s apareció un policía muy simpático, Mike Barrow creo que era su nombre, e hizo preguntas a todo el mundo dispuesto a solucionar el misterio. El personal del banco le prestó todo su apoyo, excepto, por supuesto, el director, que se mostró bastante esquivo con ‚l.
Cuando sospecharon de mí por segunda vez, llegaron incluso a llevarme a comisaría e interrogarme, pero yo no había hecho nada malo, y de nada podían acusarme, así que no tardé en volver a mi casa, aunque nunca dejaron de sospechar de mí por culpa del maldito señor Cramer.
(...continuará...)
Joe O'Harlay
No hay comentarios:
Publicar un comentario